La crisis en la frontera en el sur de los EE.UU ha dominado los titulares de las noticias por semanas. Sin embargo, puede ser difícil entender quién emigra a este país y por qué.
Jackie Shrago, una radioescucha de WPLN, tiende a servir como voluntaria con grupos de inmigrantes. Ella quería aprender más sobre la población con la que ella trabaja, así que le preguntó a Curious Nashville sobre las diferencias entre los refugiados, los solicitantes de asilo y otros inmigrantes que vienen a los EE.UU.
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Hinda Ahmed, una residente del sur de Nashville, esperó 19 años para llegar a tener su estatus de refugiada. Sus padres huyeron de Somalia con sus nueve hijos cuando ella solamente tenía seis años.
“Cuando el gobierno colapsó, ellos dejaron todo en casa para estar a salvo”, dijo Ahmed.
En la primavera de 2013, Ahmed recibió la llamada de teléfono que cambió su vida. Después de casi dos décadas, ella y dos de sus hermanos últimamente encontraron sus nombres en la lista. Ellos irían a Nashville.
“Realmente esa fue las noticia más emocionante que he oído en mi vida”, dice Ahmed.
Ahmed es una de los 350,000 residentes de Tennessee que nacieron fuera de los EE.UU. Pero el número de refugiados reasentados en el estado está disminuyendo. Solo 419 personas vinieron el año pasado. En la década antes de que el presidente Donald Trump asumiera poder,el número había superado 1,000 cada año.
El estatus de refugiado es difícil de obtener, dice Lisa Sherman-Nikolaus del Tennessee Immigrant and Refugee Rights Coalition. Ella dice que la administración de Trump ha reducido drásticamente el número de refugiados reasentados en los EE.UU.
“Nosotros frecuentemente decimos que somos un faro de la esperanza para las personas que están huyendo la persecución y la violencia, pero, desde 2017, la puerta a la seguridad ha sido cerrada”, dijo Sherman-Nikolaus.
Entonces, ¿quién califica para el estatus de refugiado? La Organización de las Naciones Unidas define al refugiado como alguien que ha sido forzado de su país natal por miedo de la persecución, guerra o violencia.
Solicitantes como Hinda enfrentan una serie de verificaciones de antecedentes penales, exámenes médicos, entrevistas, huellas dactilares y revisiones de seguridad.
Y todo esto pasa antes de que los refugiados lleguen a los EE.UU.
“Quizás esa es la razón por la cual toma tanto tiempo”, dijo Ahmed.
Esos son los refugiados.
Solicitantes de asilo, en la otra mano, defienden su caso una vez han cruzado la frontera. Por lo demás, los requisitos para ganar la residencia legal son los mismos.
Una vez aprobados, los refugiados y asilados pueden trabajar, manejar y obtener un número de seguro social. Pueden solicitar para la residencia legal permanente después de un año en los EE.UU y para la ciudadanía después de cinco años.
Pero los refugiados y los solicitantes de asilo solamente representan una pequeña pieza en el rompecabezas de la inmigración, dijo Sherman-Nikolaus dice.
“Hay docenas de maneras en que la gente puede viajar aquí, ya sea por el turismo, los negocios o los estudios”, dijo ella.
El Migration Policy Institute estima que casi 11 millones de inmigrantes también residen en los EE.UU sin permiso legal.
Bajo Trump, los reasentamientos de refugiados han disminuido, mientras el número de solicitantes de asilo en la frontera ha incrementado. Cuando Trump lanzó su campaña en 2015, él famosamente advirtió de los “violadores” mexicanos que traerían las “drogas” y “crimen.”
“Ellos están enviando a personas que tienen muchos problemas, y están trayendo estos problemas con nosotros”, él le dijo a sus seguidores.
Debido a que la retórica anti-inmigrante se ha amplificado en años recientes, los migrantes vetados más exhaustivamente, como Hinda, están nerviosos.
Ahmed sabe la suerte que tuvo para llegar en los EE.UU en 2013. Dos de sus hermanos terminaron en Europa y cuatro nunca recibieron el permiso de refugiados en ninguna parte. Sus padres tampoco.
“Mi madre murió en 2012, un año antes de que llegáramos a aquí”, dijo ella.
Ahmed no quiere desperdiciar la oportunidad que fue concedida y por la que sus padres sacrificaron todo. Es por eso que ella está estudiando para ser trabajadora social.
“Me encanta trabajar con refugiados e inmigrantes y personas que han experimentado las mismas cosas que yo”, dijo Ahmed.
En diciembre del año pasado, Ahmed solicitó para la ciudadanía. Aún no ha sido avisada sobre una cita para una entrevista, pero ella dice que tiene esperanza. Después de seis años en los EE.UU, Ahmed dice que está aquí para quedarse.
Samantha Max es una miembro del cuerpo de
Report for America.